Los artesanos joyeros moldean el oro hasta conseguir la forma y textura deseadas. Con técnicas transmitidas de padres a hijos, de maestros a aprendices, plasman en él la idea original. Después, los expertos engastadores asentarán en las monturas, con precisión milimétrica, las piedras preciosas previamente seleccionadas. Por último, el cuidadoso pulido y los retoques finales hacen aflorar la belleza de la joya..